No he desayunado en casa, porque no he dormido aquí. Y parece una tontería, pero he echado de menos que mi padre me despierte abriendo la puerta y diciendo: Niña, ¿quieres churros?
Recién hechos del bar y bueno, con un vasito de leche con cacao calentito, ñam.
El año que viene duermo en casa por tal de eso, jajajaja.
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